Los lunes por la mañana no siempre son días malos, a veces también te coronas campeón regional y clasificas a una fase nacional de Copa Alevines, o al menos, ese fue el lunes que vivieron los chicos de la Academia de San Rafael Obrajuelo, en el estadio Jiboa de San Vicente.
Y es que esta mañana se vieron la cara ante la Academia de Sensuntepeque, en un partido que definiría al campeón de la zona paracentral, y al clasificado a la fase nacional, la última de la Copa Alevines en el que se enfrentarán a los campeones regionales de occidente, centro y oriente del país.
El juego empezó con una paridad muy marcada, ambos equipos se mostraban sólidos en defensa, contrarrestando los ataques de las ofensivas rivales. Esta paridad se mantuvo durante toda la primera parte, marchándose al descanso con el marcador igualado en cero.
Para la segunda mitad, fruto de las charlas de sus respectivos entrenadores, ambas oncenas se mostraban un poco más certeros en ataque, sin embargo fueron los chicos de San Rafael Obrajuelo quienes anotaron el 1-0.
Este gol preocupó a Sensuntepeque, quienes buscaban revalidar su título de campeones regionales, tras haberlo conseguido el año pasado y quedarse a las puertas del título nacional, tras perder en penales contra El Refugio.
Sensuntepeque, que en esta ocasión vestía de blanco, hizo todo lo posible por conseguir el empate, y a pocos minutos del final, tras una incursión sobre la banda derecha de Melvin Villalobos, este realizó un recorte para enviar un centro al área y para fortuna suya, el balón tomó altura y acabó entrando sobre el ángulo superior izquierdo del marco que defendían los chicos de San Rafael Obrajuelo.
El grito de gol se volvió a hacer presente en San Vicente, y los padres de estos chicos no podían ocultar su emoción y orgullo. Sensuntepeque no solo respiró aliviado, sino también se abalanzó en busca de la victoria en tiempo regular, pero finalmente el partido acabó empatado 1-1 y el campeón regional de la zona paracentral debería definirse desde el punto penal.
Para todo aquel que conoce un poco sobre cábalas y datos curiosos de fútbol, alguna vez habrá escuchado que en una tanda de penales, el que patea primero suele tener un mayor porcentaje de probabilidad de obtener la victoria. Algunos lo ameritan a un tema probabilístico, otros, incluso, a uno psicológico.
Causalidad o casualidad, queda a discreción personal, pero sobre el césped del estadio Jiboa el primer color de uniforme que pateó en la tanda de penales fue el azul que vestían los chicos de San Rafael Obrajuelo. El balón, que buscó altura y colocación, se terminó estrellando en el larguero. Las manos a la cabeza y rostros de preocupación eran evidentes en el resto de uniformados azules.
Un par de segundos después, y con la oportunidad de ponerse en ventaja, Sensuntepeque patearía su primer penal. Como si de un homenaje se tratara, el balón también se estrelló en el mismo lugar en que lo hizo en el primer penal. Quien escribe esta nota podría declarar que el suspiro de alivio de los 20 jugadores de San Rafael Obrajuelo fue audible. Habían jugado con fuego, y salieron librados.
Era momento del segundo penal, y esta vez ambos equipos aprenderían de sus errores y mandaron a guardar el balón al fondo de las redes. Empate a un tanto y era momento de la muerte súbita, donde los nervios y el autocontrol se vuelven elementos esenciales, donde la estadística o la cábala de patear primero sobrevuela en el aire, y donde los porteros logran percibir el peso de cientos de ojos sobre sus guantes y la ilusión de muchos yace en la decisión instantánea de si lanzarte a la izquierda, derecha, o mantenerse sereno esperando un disparo al centro.
San Rafael Obrajuelo pateó su penal, que con mucha potencia impactó sobre las manos del arquero de Sensuntepeque, pero logró entrar por pocos centímetros en su arco. Era el 2-1.
Sensuntepeque estaba ante un momento crítico: si fallaba el penal, San Rafael Obrajuelo obtendría el título; si anotaban, extenderían la agonía de la muerte súbita.
El disparo salió del zapato del dorsal 14 de Sensuntepeque, quien no escatimó en potencia. Pero a veces, los héroes no usan capa, sino guantes de portero, y en ese momento fue el de San Rafael Obrajuelo quien, luego de lanzarse sobre su costado derecho, detuvo la pena máxima.
Y mientras se ponía de pie con la fuerza de sus rodillas, sus compañeros corrían hacia él con los brazos abiertos. Lo sabían, era una realidad, y finalmente era hora de celebrar: eran los nuevos campeones regionales y estaban entre los cuatro mejores equipos del país.
Al mismo tiempo que San Rafael Obrajuelo celebraba, los chicos de Sensuntepeque tirados sobre el césped lloraban desconsolados. La tanda de penales les privó el año pasado de celebrar un título nacional y la oportunidad de asistir a la ciudad de Madrid a un campo de entrenamiento de LaLiga, y en esta ocasión, nuevamente una tanda de penales les dejó al borde de revalidar su título de campeones regionales.
A pesar de esto, y en una muestra de deportividad absoluta y juego limpio, los chicos de San Rafael Obrajuelo, sabedores de lo que es quedarse en la orilla, detuvieron un momento sus celebraciones y se acercaron a consolar a sus rivales.
Ever Aguirre, entrenador de San Rafael Obrajuelo destacó la importancia de actitudes como esas, basado en los aspectos deportivos y formativos que aprenden los chicos dentro del Programa LaLiga, Valores y Oportunidad.
“Me quedan buenas sensaciones, sabemos que debemos trabajar mucho con los niños, sobre todo no obligarlos a ganar a como dé lugar, lo primordial para ellos es la diversión. El objetivo del proyecto es resaltar los valores, que se vea lo que se vio al final: consolar a sus rivales. No podemos evitar las tristezas, las emociones difíciles, pero sí podemos contrarrestarlas al no burlarse y darle una buena educación a los niños para tener un mejor país”, expresó Aguirre.
El entrenador también explicó el proceso de selección que realizaron para conformar al nuevo campeón regional, y el valor que viene con ello.
“Lo que hicimos fue traer a los niños que nosotros creíamos que tenían el perfil que veníamos buscando, de ser un buen niño, un buen ciudadano, que tuviera las características para jugar. De nada nos sirve tener un niño que sea demasiado bueno (jugando al fútbol), cuando después no se quieren dejar guiar”, finalizó.
