A 225 kilómetros de San Salvador, en el caserío El Mozote, de Morazán, hay un estudiante con una mente brillante y que ya se vislumbra como un gran referente del ajedrez salvadoreño.
Él es Marlon Odiel González García quien a sus cortos 11 años de edad, explica sin problemas cuántas piezas tiene el tablero de ajedrez, sabe muy bien la función de cada una de ellas y conoce las jugadas para ganarle al contrincante.
Con mirada inocente y llena de brillo, González reconoce que su sueño es convertirse en un “maestro” de ajedrez y así instruir a más niños de su localidad en el deporte ciencia.
Y es que el ajedrez ha sido fundamental para mejorar su comportamiento, ya que antes Marlon visitaba frecuentemente la subdirección por conducta inapropiada en el salón de clases y por distraer a sus compañeros.
“El ajedrez lo pone quieto y logra que entre en plena concentración”, dice entre risas José Magdaleno Cruz, jefe de la promotoría de INDES en Morazán y quien descubrió el talento de González en el ajedrez.
Sus inicios
Marlon comenta que un día el subdirector de su centro de estudios, David Zuniga, lo invitó a jugar el ajedrez y desde que abrió el tablero y descubrió las fichas, su vida cambió y su fascinación fue tan grande que hoy es un digno representante de El Salvador en los X Juegos del Codicader, Nivel Primario, que se llevan a cabo en Costa Rica.
“Yo veía a niños más grandes jugar el ajedrez en las mesas y bancos de madera de la escuela y quería jugarlo. Por eso le dije al profe David que quería aprenderlo y ahora estoy Costa Rica, eso sí, antes tuve que trabajar duro para poder clasificar”, expresa González quien compite por primera vez en unos Juegos Codicader.
“La primera vez que competí tenía nueve años, estaba algo nervioso porque pensaba que me iban a ganar, pero me dije ‘yo voy a ganar’ y quedé en primer lugar”, dice sonriendo el pequeño ajedrecista que ha sido campeón regional y departamental por tres años consecutivos.
Marlon dice que su concentración se basa en pensar en su familia, en sus compañeros y en su escuela, porque los representa con orgullo. Además reconoce que se puede algunas jugadas, entre ellas la del pastor (la del tonto), la italiana y la española. Y es que ahora ya no hay otro deporte para él, más que el ajedrez.
“Luego de ganar las etapas, pasé a la final y me ubiqué en la quinta posición en 2019. Somos seis en el equipo masculino que estamos en los Juegos Codicader”, explica, mientras fija su mirada en el tablero atento a la jugada de su contrincante, un compañerito que intenta ganarle, pero Marlon con mayor destreza consolida la partida.
“Él es uno de los niños más destacados a nivel regional y su quinto lugar a nivel nacional lo llevó directo al evento centroamericano. En nuestra zona participaron 10 centros educativos, unos 150 niños, de ese grupo salió Marlon. Desde hace dos años lo visualizamos, él tiene un gran futuro en el ajedrez”, explica el jefe de la promotoría de Morazán.
“Me gustan los movimientos de las piezas y la concentración, me gusta todo”, sintetiza Marlon, un chico un poco tímido ante las preguntas y las cámaras, pero eso sí, con carácter determinante de quien sabe muy bien lo que quiere y quien ahora representa a El Salvador a nivel internacional.
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