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Bryan Pérez, el surfista que se ha moldeado desde pequeño en las olas

Bryan Pérez empezó a moldear sus sueños desde pequeño en la panadería familiar que sus padres tenían en el Puerto de La Libertad. Sin saberlo, poco a poco se iba convirtiendo en un niño responsable, elaboraba pan por las tardes y en las madrugadas se levantaba a hornealo junto a su padre, Carlos Alas Bolaños, para luego salir a venderlo con su madre, María Pérez Romero.

Pero eso no era todo. Bryan también se dedicaba a cuidar los vehículos de los surfistas nacionales y extranjeros que llegaban a la playa Punta Roca, lugar de residencia del ahora referente del surf nacional. “Sí, desde los 7 a los 10 años cuidaba carros de los surfistas que llegaban a Punta Roca. El dinero que me daban lo ocupaba para comprar comida y lo demás lo llevaba a la casa”, comenta el surfer de 20 años quien, además, recuerda que en varias ocasiones recibió como obsequio tablas de surf por parte de algunos visitantes.

El surf en las venas 

Bryan proviene de una familia numerosa. Él es el tercero de ocho hermanos (cuatro varones e igual número de mujeres). “El más pequeño de 4 años, Carlitos, tiene estilo”, bromea Bryan mientras agrega “En diciembre me lo llevo al mar, las olas son más pequeñas, espero que él siga mis pasos”.

Y es que el amor al surf viene de familia. Su papá, tío y su hermano mayor, quienes casualmente se llaman Carlos Pérez, son amantes del surf. A sus hermanas, mientras tanto, no les gusta para nada, ellas se dedican a sus estudios y a otras tareas. Su mamá siempre lo apoya y le dice “con mucho cuidado hijo”.

“A los 10 años mi papá me llevó a surfear, fue una experiencia súper increíble agarrar olas, estar en el mar con él y a esa edad me enamoré del mar. También mi tío nos acompañaba, puedo decir que vengo de una familia de surfistas”, recuerda el atleta quien agrega “es complicado pararse en la tabla y me paré en la primera, cogí la ola y me dije ‘wow’ ”.

“En la tercera ocasión que fui al mar, me caí y me revolcó la ola, salí llorando y mi papá afligido me repetía que eso pasaba, que era normal. Deja que la ola te de masaje, me trataba de animar pero me dio miedo”, dice Bryan quien surfeó por primera vez en la Playa La Paz.

 A pesar de esa mala experiencia, el surfista nunca se dio por vencido y a los 12 años afrontó su primera competencia en la que le fue “súper bien”. De ahí en adelante, todo fue ganancia, era el mejor y ocupaba los primeros lugares en las competencias. Se empezó a formar con mucha disciplina y constancia. En esa época su papá se enojaba mucho porque se iba sin su consentimiento a surfear con sus amigos y su hermano mayor Carlos. “Mi papá era enojado y me regañaba por irme a surfear y me decía ¿Quién te dio permiso de ir? ¡Te vas ahogar! Era un pleito”, dice Bryan mientras ríe a carcajadas al recordar esos momentos de su niñez.

Incluso, en una ocasión se metió al mar y no pudo salir porque las olas estaban muy grandes, y fue hasta que entró su progenitor a rescatarlo que logró salir. Lo que vino después fue una “regañada” y su respectivo castigo, recuerda entre risas.

Eso sí, el surfista nacional nunca descuidó sus estudios. La primaria y secundaria las realizó en la escuela Alianza La Libertad y el bachillerato general en el Instituto Nacional del Puerto de La Libertad (INAL). Actualmente se dedica cien por ciento a su carrera deportiva y a realizar actividades altruistas con niños de escasos recursos de las playas aledañas.

Puliendo a un talento

Por su dedicación, consistencia y amor al surf, Bryan fue identificado como un talento deportivo y reclutado por el exatleta y ahora entrenador: Marcelo Castellanos, quien lo integró a Puro Surf, empresa que desarrolla el surfing como deporte y como industria en El Salvador desde 2012.

En ese sentido, Marcelo creó una academia pequeña que acogió a niños talentos que no tenían la posibilidad de pagar los campamentos y las clases de surf. “Uno de esos niños que se quedó con nosotros fue Bryan Pérez y ahora todos lo conocen por sus logros”, menciona el entrenador que, además, tuvo a su cargo las selecciones nacionales.

Integrado en la academia Puro Surf, Bryan tomaba el bus desde su lugar de residencia, Playa Punta Roca, hasta la Playa el Zonte todos los días para entrenarse, era muy disciplinado. “Para él no habían excusas, nunca faltaba, desde entonces nos hemos convertido en un equipo. Era un niño normal con talento, pero lo que me llamaba más la atención era su disciplina, las ganas de aprender y siempre escuchaba las indicaciones y con mucha facilidad de aprender rápido”, comenta Castellanos.

En 2017, arranca la segunda etapa de Puro Surf como un centro de entrenamiento de clase mundial, el único en Centroamérica. Este modelo también lo tiene Australia y recientemente se ha inaugurado uno en Perú.

“Uno de los proyectos y de las cosas que yo quise hacer fue apostarle a alguien y decir tiene el talento, las ganas, la disciplina, vamos apoyarlo; fue entonces que invitamos a Bryan a vivir  en el centro de alto rendimiento y desde hace dos años entrena a full todos los días. Su trabajo ahora es surfear, y los resultados se están viendo”, dice el entrenador.

Bryan continuó afinando sus destrezas en diferentes competencias mundiales en las categorías junior y open; circuitos de surf profesional WQS en países como: Argentina, Costa Rica, Chile, Estados Unidos, Hawaii, México, Nicaragua, Panamá y Perú. A esas competencias le ha sumado campeonatos nacionales, centroamericanos, y muy buenos resultados en competencias latinoamericanas.

6 años después llega su consagración

“La medalla no me ha cambiado la vida, es la misma. Soy el mismo Bryan de antes, humilde y agradecido con toda la gente. Lo que me ha cambiado es que hay más oportunidades para mí y para el surf salvadoreño, estoy muy contento por eso”, menciona Bryan.

El nombre de Bryan Pérez no era tan resonante en el ámbito deportivo y menos en el alto rendimiento, a pesar de poseer algunos logros deportivos locales. Fue hasta que ganó la medalla de bronce en la modalidad open de los Juegos Panamericanos Lima 2019, que su nombre comenzó a destacar en los medios.

Eso sí, para ganar la medalla Bryan se preparó con constancia y paciencia, y con tiempo necesario para tener ese tipo de resultados de acuerdo a un proceso de preparación en la alta competencia. El surfer manifiesta que no hay que irse lejos para conquistar sueños. “Tenemos el nivel, surfistas súper buenos, tenemos las olas que son maravillosas”, a lo que agrega que solo se necesita más apoyo para que el surf siga creciendo y generando más atletas.

“Lloré al ver mi bandera ondear en Lima, orgulloso. Se vienen muchas cosas a la mente, la familia, los amigos, y sentir un orgullo por lo realizado”, y sigue “en cada heat estaba nervioso, me observa mi entrenador (Marcelo Castellanos) y me decía ‘relájate, hace lo de  siempre, surfea, diviértete, eso va a hacer la diferencia’ y eso hice”.

Luego fue avanzado en los heats hasta que le gana al dos veces campeón del mundo, el argentino Santiago Muñiz, y ahí rompió el miedo y se dedicó a disfrutar del resto del evento. “Cuando disputé la final con el tico (Anthony Fillingim) fue algo divertido porque somos grandes amigos. Lo más loco es que él es mi amigo y nos vimos un día antes, nos dijimos nos toca juntos y nos reímos. Hace años él vino a El Salvador a una competencia, él me regaló un tabla, yo era un niño (12 años de edad), imagínate y hoy le gané en Lima”, comenta emocionado el medallista.

Sus proyecciones

“Quisiera ser un entrenador y compartir todo lo que sé, así como lo hicieron conmigo en mi carrera. Quiero transmitir todo lo aprendido a las nuevas generaciones para que cumplan sus sueños”, dice Bryan con un semblante más serio que observa el infinito del mar. Agrega que no hay satisfacción más grande que ayudar a los que no tiene posibilidades por falta de recursos económicos. 

Y sueño lo ha comenzado a cumplir, ya que aporta parte de sus ingresos en la compra de tablas y equipo para regalarles a los niños de algunas playas. “Trabajar con los niños de la zona ha sido mi sueño, llevarles un mensaje que se puede lograr todo en la vida, hay que trabajar duro. Conectarlos con el mar y que motivarlos cada día”, dice el surfista nacional.

“Al año trato de hacer tres actividades con los chicos de la zona. Les regalamos tablas y les damos clínicas para que se incentiven y aprendan este bonito deporte. Es una manera de retribuir y darles a ellos una oportunidad, así como la que yo tuve”, dice emocionado.

Bryan es un joven muy centrado y agradecido con la vida, la humildad la tiene a flor de piel. “Cada día me levanto y ver a mi lindo país, todo verde, ver las olas, ver el mar, amanecer en un lugar tan lindo, súper agradecido con Dios,  con la vida, motivado a seguir triunfando”, expresa el joven que ama el surf y que se reporta listo para competir en el Campeonato Surf City Alas Latin Pro 2019 (6 estrellas) que es inaugurado este día. Su mirada está puesta en el horizonte, debe seguir participando en circuitos internacionales para mantenerse en el top 25 mundial o subirlo para estar presente en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

La conexión de Bryan con el mar es mágica y fluida, al cual le tiene un gran respeto. En cada inicio de competencia el campeón panamericano se toma un breve momento para agradecer siempre por las bendiciones que recibe. “Antes de entrar al mar, me tomo un instante para agradecerle a Dios por la vida, le pido que siempre me dé la oportunidad de divertirme entre las olas y que nos cuide a todos dentro del mar”.

Publicado el 13-11-2019.

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