Daniel Díaz es alumno de la escuela de ciclismo de San Jacinto y participó en el VI Encuentro de las Escuelas de Desarrollo, organizado por la Federación Salvadoreña de Ciclismo (FSC) en el Complejo Deportivo El Polvorín.
Con 12 años de edad compite en cada evento que realiza su escuela o la FSC desde hace cuatro meses y junto a su hermano Javier, de nueve años, luchan por ser los mejores en su categoría.
“Me siento orgulloso de estar acá y quiero demostrar que puedo ganar, ya que la vez pasada me tuve que retirar. Vine para los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 y pude ver competir a los atletas de diferentes países, eso me motivó más para participar en las competencias”, manifestó Dìaz.
Al poco tiempo de finalizados los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2023, la madre de Daniel lo inscribió en la escuela de San Jacinto, acción que aprobó el pequeño atleta.
“En agosto mi mamá (Lisseth Molina) me vino a inscribir porque me gustó ver participar a muchos ciclistas de muchos países; mi hermano también compite junto a mí. Quiero llegar a correr en todas las modalidades como ciclismo de pista y de ruta”, expresó Diaz.
Daniel es un niño con autismo, que apoyado por su familia ha aprendido a disfrutar de la vida a través del deporte y las diferentes actividades académicas, aseguró su madre.
“Él (Daniel) tiene cuatro meses de estar en la escuela, siempre le han gustado los deportes y esta era una buena opción para él. Empezó a andar en bicicleta a los cinco años, le enseñó su papá y, motivado por su hermano, que es su mayor inspiración, ha logrado manejar muy bien la bicicleta”, dijo la progenitora.
La idea de que Daniel practicara un deporte era algo que venía analizando la familia y al enterarse de la existencia de la escuela de ciclismo en San Jacinto, cerca de su hogar, decidieron iniciar con esta aventura que le permite a todos vivir momentos de diversión y alegría.
“Le preguntamos a mi hijo si le gustaba la idea de practicar ciclismo de una forma competitiva y le gustó. Tengo que reconocer que le está ayudando con su motricidad y también a socializar con el resto de los niños, ya que con su diagnóstico de autismo es lo que más le cuesta, relacionarse con más personas”, comentó la madre de Daniel.
Para Lisseth, verlo correr en bicicleta, convivir con el resto de sus compañeros y disfrutar con su hermano de los momentos que le brindan las actividades organizadas por la escuela o la FSC, le causa mucha felicidad.
“Me siento muy feliz porque ahora él es una persona participativa, le gusta estar presente en todas las actividades de la escuela y deportivas, le gusta decir que va ganar en cada competencia y eso me llena de alegría de verlo tan positivo”, expresó Molina.
El contar con el respaldo de la federación, aceptando a su hijo para que compita en las actividades que realice, es algo que la motiva dijo Lisseth y también agradeció por darle espacio a personas con discapacidad.
“Le agradezco a la federación por que no pusieron ningún obstáculo para que él pudiera participar, al contrario, desde el momento en el que lo inscribí lo recibieron como a cualquier niño, eso debería de darse en todos los deportes”, dijo la madre de Daniel.
Sin duda, el deporte se ha convertido en una terapia que le está permitiendo a Daniel y a su familia, crecer y desarrollarse de una forma saludable y al ritmo que su vida le exige.
“Me siento feliz y orgullosa de lo que está haciendo en su vida. Me di cuenta a los dos años que algo pasaba con su desarrollo, lo tuvimos en terapia en el Centro de Rehabilitación Integral para la Niñez y la Adolescencia (CRINA) por cinco años, más el trabajo que se ha hecho en casa y ahora lo que le está dando el deporte, todo con miras a que salga adelante”, indicó Lisseth.
